dimecres, 11 de maig del 2011

Carta a Karlos Arguiñano


Querido Karlos,

Mis hijos y yo somos grandes fans tuyos. Cuando supimos que tu programa iba a ser emitido en horario de tarde, nos alegramos mucho porque así podemos verlo cada día. Nuestra rutina incluye este espacio. En este ratito que compartimos, mi hijo el pequeño (de poco más de un año) se queda embobado, te habla y opina como buen comedor. Su hermano dice que seguro quiere ser cocinero por la atención que te presta. Con el mayor (4 años), comentamos tus recetas, lo que nos gusta más, lo que menos, lo que hace que uno corra más, tenga mayor fuerza, escuchamos con atención y hablamos de proteínas, salud, alimentación,... hemos aprendido que la merluza tiene unos dientes peculiares, que el pollo es carne blanca, que las lentejas hacen crecer a los niños y que tienes la mayor colección de gafas curiosas del mundo. Tu espacio me sirve para enseñar todas estas y muchas más cosas a mis hijos. Desgraciadamente, hemos decidido dejar de verlo. Antes, empezaba sobre las 20.15 h; ayer iniciabas el programa cerca de las 20.30 y a los dos minutos se cortaba el hilo de la receta para dar paso a la publicidad. Tu espacio es cada vez menor, cada vez vemos más anuncios dentro y fuera del espacio y mi hijo se queja, con razón, porque en total, no llega ya ni para un cuarto de hora. Así que apagaremos el televisor. Para un programa bueno que echan y nos lo contaminan de publicidad,…

Suerte y ánimo, tu trabajo es bueno, siempre lo ha sido y seguiremos viéndote siempre que la publicidad nos lo permita.

Gracias por tu atención,

Quim, Pol y Marta